miércoles, 18 de febrero de 2009

Detenerse

Con tolerable aproximación podemos representar el pensamiento como el fluir de una
corriente de agua que continuamente baja de desconocidas montañas (lo instintivo, lo
racional), se plasma en el curso de antemano trazado, para desembocar finalmente en la
inmensidad del mar de la Materia. El pensamiento fluye siempre, su actividad es incesante, cuando no consciente, subconscientemente; tal sucede durante la noche, estando entregados al sueño, mientras el cuerpo descansa.
Sin embargo, si se pudieran retener las fuerzas mentales (pensamientos), se multiplicaría
enormemente su poder al ponérselas de nuevo en movimiento. Los resultados pueden ser sorprendentes; la Materia respondería a su llamado. Cristo dijo : "Si tuvierais verdadera fe, le diríais a la montaña: ¡muévete!, y ella iría hacia vosotros". De tanta importancia es el control de las fuerzas mentales, que en todo camino espiritual es lo primero que se enseña . El fin deseado es que el pensamiento sea el caballo de la Mente Superior, y no que ésta esté sujeta a aquél.
Es bueno comenzar prácticas que nos permitan aquietar la mente y existen distintas técnicas que pueden aplicarse una de ellas es el "examen retrospectivo". Bajo una denominación u otra y practicado en formas diversas, han hecho uso de este ejercicio muchas religiones y escuelas místicas.
Preferentemente se realiza de noche, al acostarse, o poco antes.Tras un minuto de descanso mental, se debe procurar recordar los hechos ocurridos durante el día, desde el momento que se empieza el ejercicio, retrocediendo sucesivamente, hasta el momento de despertar. Al principio, suele existir una tendencia a tardar mucho en el recuerdo de los hechos, para obviar lo cual es conveniente detenerse o, mejor dicho, fijar la atención en lo más importante, descartando los sucesos más triviales. Siempre hay tres o cuatro hechos que se destacan. Hay que fijarse objetivamente en el hecho, no calificarlo.


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