domingo, 25 de abril de 2010

Meditación

Antes de comenzar su discurso delante de los jóvenes, el sabio Varundar tomó un pedazo de tiza y dibujo tres figuras sobre una madera que servía a modo de pizarrón.

       - En meditación -dijo- no es cuestión  de elegir Escuelas. Podemos habernos encontrado con la la mejor de todas ellas, podemos tener el mejor de los maestros. Sin embargo, luego de años de práctica, si como ejemplifica nuestro dibujo, no encendemos ese sagrado motor inmóvil del Amor a Dios, el alma no se pondrá en movimiento, y no podremos recorrer el  Camino que nos separa del éxito espiritual.
El "motor" de nuestro corazón , ese divino  y sutil engranaje celeste, solo puede activarse con el inefable combustible del Amor. Podemos practicar Hatha-Yoga, ser eruditos en Pranayama, practicar "Sandhi", esto es, meditar toas las mañanas y todos los atardeceres con gran concentración , podemos practicar relajación , realizar ayunos, a todo tipo de ascetismos... y no conseguir, pese a esto, ningún adelanto en el Camino. Leamos libros muy sabios, escuchemos las palabras de Grandes Maestros, llenémonos de la música de los Mantras, quedemos absortos a los pies de los Santos , o de Budha, o de Cristo, o de Krishna...Si nuestro corazón  se halla indiferente al Amor, sino se deja poseer por este, solo nos iluminará el Camino los ojos de la mente.... y esos pobres ojos en absoluto no videntes cuando se trata de andar el Sendero hacia Dios. La bienaventuranza, la alegría , la santa felicidad espiritual, es planta sagrada que germina en las tierras de la conciencia enamorada de su Origen, de su verdadera Esencia, esto es , Dios.

viernes, 16 de abril de 2010

Santificar el Día

La vida diaria es de por si una disciplina de esfuerzo, de control y de trabajo. ¿Por qué entonces necesitarímos practicar otra disciplina más? ¿Por qué tenemos que practicar un método de vida?

La disciplina que practicamos entregandonos a la lucha del diario vivir, sin un esfuerzo deliberado por establecer objetivos claros y concretos y sin integrala a un fin ulitmo de unión con lo divino, resuelve algunos problemas acuciantes de la existencia pero desperdiga esfuerzos y choca con su propia limitación. El hecho de que cada ser humano establezca sus objetivos sin tener en cuenta el bien general y el de su propio desenvolvimiento espiritual, nos lleva a enfrentarnos unos con otros y a producir la confusión y el dolor tan comunes en el mundo de ayer y de hoy.

Si integramos un método de vida al diario vivir, podemos ordenar los esfuerzos que realizamos para que sean productivos para nosotros y para los demas. Concientizar cada acto nos ayuda a vivir en forma deliberada y centrados en el objetivo de la expansion de nuestra conciencia.

El primer escollo que encontramos para adoptar un método de vida ,que promueve nuestro desenvolvimiento espiritual , es la atracción que sentimos por valores contrarios a ese desenvolvimiento.

Vivir contra el reloj, no dedicar tiempo a la reflexión, buscar gratificaciones inmediatas sin medir consecuencias, escapar del estrés a traves del autoengaño, pensar que todo va a mejorar sin que cambiemos nada en nosotros para que ello ocurra, son algunos de los problemas que enfrentamos para decidirnos a adoptar un método de vida que nos ayude a desenvolvernos espiritualmente.

Como estamos acostumbrados a responder a necesidades imperiosas ( tengo que ir a trabajar porque de lo contrario no como ) y estas son muchas y muy variadas, tendemos a posponer todo lo que no entre dentro de este esquema de urgencia. Es así que tenemos tiempo para correr, para deseperarnos, para gastar nuestras energía vital en esfuerzos que no conducen muy lejos, pero no tenemos tiempo para pensar, para planear, para tomar decisiones y mucho menos para descubrir quienes somos y hacia donde vamos.

 Una disciplina  diaria adecuada nos provee de espacio interior y tiempo de reflexion , para la observación de nosotros mismos y de nuestra propia conducta; nos ayuda a establecer relaciones armónicas y nos da apertura para comprender  lo que ocurre a nuestro alrededor.

Todo esto se puede realizar dentro del marco de las obligaciones diarias, creando metódicamente espacios para la oración y haciendo de cada actividad, de cada obligación, de cada esparcimiento, un medio de autoconocimiento y de expresión de nuestros anhelos.

sábado, 10 de abril de 2010

La Incertidumbre del Mañana




Dejarnos llevar por el miedo a la incertidumbre del futuro inhibe el desarrollo  de  nuestras posibilidades, nos produce un continuo sufrimiento, nos encierra en nuestros egoísmo y nos ata a lo que nuestra mente temerosa considera seguridad.


Aunque hagamos planes y tratemos de preveerlo todo, rara vez la vida se nos presenta tal como esperamos. Aun la muerte, el aspecto mas previsible del futuro, nos causa incertidumbre ya que no sabemos como o cuando se nos va presentar.


Los acontecimientos que esperamos que esperamos con alegría también están empañados por incertidumbre. La felicidad de tener hijos esta empañadas por infinidad de temores acerca de su salud, de sus posibilidades, de su felicidad. Quien hoy tiene poder y riqueza mañana puede ver su mundo derrumbarse en la perdida y el desaliento. Cuando los buscadores de la verdad creen haber encontrado la respuesta a sus dudas, un nuevo descubrimiento hace obsoletas las ideas en las que confiaban, mostrandoles que la verdad definitiva se mantiene fuera de su alcance.


Ni si quiera podemos estar seguros de nuestra propia conducta. Muchas veces nos descubrimos viviendo en forma diferente de la que habíamos elegido, actuando de una manera que creíamos haber superado para siempre. Aun en algunos casos  llegamos a renegar de ideales que habíamos abrazado para toda la vida.


¿Como liberarnos del peso y las limitaciones que nos trae el miedo a la incertidumbre?


Aceptando que la incertidumbre del mañana es nuestra única certidumbre. Esto que es tan fácil de expresar en palabras, para realizarlo exige un largo camino de cambio de actitudes en la vida cotidiana.

viernes, 2 de abril de 2010

Desapego


Un señor viaja desde un pueblo muy lejano para consultar a un rabino muy famoso. Llega a su casa y advierte, sorprendido, que los únicos muebles que dispone el sabio son un colchón en el suelo, dos bancos, una silla y una vela. El resto de la habitación está vacía.
El hombre consulta al rabino y este le contesta con verdadera sabiduría. Pero intrigado por la simplicidad del mobiliario, al final añade:
- ¿Le puedo hacer una consulta más?
- Si, desde luego.
- ¿Donde están sus muebles?
- ¿Dónde están los suyos?
- ¿Como que dónde están los míos? Yo estoy de paso – dice el hombre sin acabar de comprender.
- Yo también – le contesta el rabbino .