domingo, 16 de enero de 2011

Presencia

- ¿Dónde debo buscar la iluminación?.
- Aquí.
- ¿Y cuándo tendrá lugar?.
- Está teniendo lugar ahora mismo.
- Entonces, ¿por qué no la siento?.
- Porque no miras.
- ¿Y en que debo fijarme?.
- En nada. Simplemente mira.
- Mirar ¿qué?.
- Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
- ¿Y debo mirar de alguna manera especial?.
- No. Bastará con que mires normalmente.
- Pero ¿es que no miro siempre normalmente?.
- No.
- ¿Por qué demonios…?
- Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás.
De ¿Quién puede hacer que amanezca? de Anthony de Mello

jueves, 13 de enero de 2011

No posesión

A medida que el alma se desenvuelve espiritualmente aumenta su libertad interior y , consecuentemente, se perfecciona su sentido de libertad.
Cuando el hombre adelanta se impone sobre los instintos y es dueño de él mismo; adquiere libertad. Entonces su voluntad se hace analógica: en armonía con la Ley Divina. Como es libre no hay conflictos en su interior. Ya no necesita elegir. Hacer lo que quiere, es hacer una cosa : la acción perfecta.
         Cuando el hombre perfecciona su libertad trasciende el egoísmo y deja de vivir sólo para él mismo.
Sólo quien deja su casa puede recorrer el universo.
        La vida no se compra ni se vende. No se adquiere. No tiene precio. Querer apropiarse de la vida es perderla. La vida no cabe en un bolsillo.
        Cuando uno vive posesivamente su dolor conoce un dolor, que lo empequeñece y lo separa. Cuando no se apropia del dolor conoce el dolor: conoce la vida.
        Cuando uno de apropia de su experiencia, tiene una experiencia. Cuando no se limita en la posesión de una experiencia, su alma se expande y recibe la experiencia de la vida.
        La vida no se posee : se vive. La vida no se encarna en cosas : deviene.
        El sentido interior de no posesión es vivir la libertad de la vida. Es no atarse más.
        A medida que el Alma adelanta va desatando las ligaduras con que la ata la posesión personal. Al perfeccionarse su libertad, entonces, cambia su sentido de posesión : se transforma en el sentido interior de no posesión.

Del libro "De la mística y los estados de conciencia" de Jorge Waxemberg